jueves, 24 de noviembre de 2011

La verdadera función del móvil

Hace años ya de los zapatófonos. Algunas películas envejecen peor precisamente por su culpa. Nada que ver con los smartphones o teléfonos "inteligentes" (¿"lo que"?).

Ahora bien, mantener una conversación por móvil no pocas veces es un suplicio ("Mariano, que no te oigo, que se corta, muévete a otro lado, no sé qué me dices...", esto a voz en grito, claro). Escribir esemeses es un suplicio, y si eres un experto, se te hipertrofia el pulgar.

La cámara de fotos del móvil... mejor no hablar, en esto no hemos mejorado. Encima van y te las enseñan. Navegar por Internet, leer el correo, y lo último, estar todo el santo día mirando y contestando por las redes sociales. Absurdeces, totalmente prescindible. 

Ya no comento nada de las musiquillas de llamada entrante (antiguamente tonos y politonos; lo que se inventan, oye), que da para todo un estudio sociológico.

Que no, que la verdadera utilidad del móvil, del teléfono portable, del celular, el motivo por el que se inventó y por el que cada tres días aparece un modelo nuevo que necesitamos, estamos obligados, no podemos hacer otra cosa, ¡aaah, lo quiero!, es... LA LINTERNA.

Lo bien que me ha venido para llamar al ascensor hoy que no funcionaba la luz de la escalera.

Foto de Sami_Oinonen.

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